No dejo de pensar en aquellos días llenos de ti.
Semana tras semana entre risas y miradas de colibrí.
Que simple era todo ¿no?
Antes que llegase Morfeo eras la ultima voz a escuchar.
Dormía deseando ver tu rostro al despertar.
No tenía nada,
excepto ganas,
de verte, abrazar tu espalda, besarte un poco y
caminar de tu lado
aunque no me dieras la mano.
Día tras día solo importaba.
Que cada paso me condujeran
a tu espacio.
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